La vaquería es una fiesta tradicional popular del Estado
de Yucatán, México, que se celebra desde la época colonial y que se ha
conservado hasta nuestros días.
La tradición comenzó durante
el siglo XVIII, en las haciendas y ranchos propiedad de los españoles asentados
en la región y que se dedicaban a la crianza de ganado vacuno, ya que la
ganadería era la principal actividad económica de la época.
Se realizaba un festejo que
incluía bailes, para celebrar el inicio de la hierra de la vacada y el conteo
del ganado. Participaban los trabajadores, hombres y mujeres de la hacienda. Las
mujeres usaban sombreros iguales a los de los hombres, por lo que les llamaban
vaqueras y de ahí se derivó el nombre de vaquerías.
Al
finalizar la marca del ganado, las mujeres atendían a los invitados y al
finalizar, se bailaban sones mayas influidos por la música española.
El
bastonero formaba dos filas: una de hombres y otra de mujeres, y al hacer la
señal con su pañuelo el baile se iniciaba. Los habitantes de la hacienda
estaban de fiesta, por lo que todas las actividades se suspendían mientras
durara la vaquería.
En la fiesta, que tenía un
carácter popular, participaban todos los habitantes del pueblo y de pueblos
vecinos y los acasillados (peones que vivían con sus familias en el casco de la
hacienda).
El festejo se realizaba bajo el auspicio del Santo Patrono de la localidad y su duración dependía de la capacidad económica de los organizadores de la fiesta, pudiendo durar varios días.
Los bailarines varones usan un traje blanco con
la típica filipina que caracteriza la vestimenta del yucateco. Las mujeres se
visten con un elegante terno (vestido de tres piezas) que incluyen un fustán o
faldón, jubón y huipil, elaborados en tela blanca adornada de bordados floridos
de diversos colores, normalmente hechos en el llamado punto de cruz (xocbichuy). Estos
trajes bordados a mano, requieren un trabajo mínimo de 6 meses.
El festejo se realizaba bajo el auspicio del Santo Patrono de la localidad y su duración dependía de la capacidad económica de los organizadores de la fiesta, pudiendo durar varios días.
Para la ocasión, la gente
usaba vestimentas especiales y se invitaba a personas de otras haciendas o
pueblos cercanos, especialmente a mujeres jóvenes para que participaran en los
bailables que formaban parte del espectáculo principal. La música que se
tocaban, era la jarana, el baile tradicional de la región.
Durante los días que duraba la
fiesta, los trabajos de la hacienda se suspendían totalmente. La celebración se
realizaba en el edificio principal o casco de la hacienda y sus corredores, en
el que habitualmente vivían los propietarios o hacendados.
En la actualidad, las
vaquerías se siguen llevando a cabo en casi todos los pueblos de Yucatán,
grandes o chicos. Ahora, las fiestas tienen un carácter netamente religioso y
normalmente se organizan semestral o anualmente, como remate a las procesiones
u homenajes periódicos al santo patrono de la localidad, y no obstante que las
fiestas ya no tienen nada que ver con la actividad ganadera, aún se siguen
llamando vaquerías.
Del casco de las haciendas, la festividad se ha
trasladado a las plazas centrales de los pueblos. En ellas, se construyen
enramadas y templetes en los que se realizan los bailables y se colocan las
orquestas que amenizan los bailes.
Actualmente las vaquerías
tienen tres etapas: se inicia con una misa, le sigue la corrida de toros, y
finaliza con el baile, con las famosas jaranas, los yucatecos muestran su gran
ingenio y alegría.
Adornan su cabello con un moño
atado a una cinta de diversos colores y de su cuello penden collares de
filigrana, rematados por una cruz cristiana o por una imagen de la virgen.
Las vaquerías, como en antaño,
se inician con la música de "La Angaripola" o con el llamado
"jarabe" yucateco, especies de marchas que hacen la presentación de
los grupos de bailadores. El bastonero es el encargado de dirigir a los jóvenes
ejecutantes hasta el entarimado que habrá de servir de escenario para su
representación. La jarana en sus dos variedades, la del 6 por 8, muy vigorosa,
en forma de guachapeo, o la de 3 por 4 más pausada o valseada, es el baile tradicional
y omnipresente en las vaquerías. Si durante el baile alguien grita ¡Bomba!, la
música se detiene para que uno de los bailarines recite un versillo o cuarteto,
generalmente jocoso, a su pareja.
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